miércoles, 14 de marzo de 2012

El Reino del Revés

Los símbolos del disparate

Me dijeron que en el reino del revés nada el pájaro y vuela el pez.
Que los gatos no hacen miau y dicen yes porque estudian mucho inglés.
Me dijeron que en el reino del revés nadie baila con los pies.
Que un ladrón es vigilante y otro es juez y que dos y dos son tres.

Ilustración de Vilar para El reino del revés
(Buenos Aires, Sudamericana, 1969)
Me dijeron que en el reino del revés cabe un oso en una nuez.
Que usan barbas y bigotes los bebés
y que un año dura un mes.
Me dijeron que en el reino del revés
hay un perro pequinés
que se cae para arriba y una vez
no pudo bajar después.
Me dijeron que en el reino del revés
un señor llamado Andrés
tiene 1.530 chimpancés
que si miras no los ves.
Me dijeron que en el reino del revés
una araña y un ciempiés
van montados al palacio del marqués
en caballos de ajedrez.
Vamos a ver cómo es
el reino del revés…

Maria Elena Walsh. El Reino del Revés



Érase una vez
un lobito bueno

al que maltrataban

todos los corderos.

Y había también
un príncipe malo

una bruja hermosa

y un pirata honrado.

Ilustraciones de Crist para el libro Érase una vez de José Agustín Goytisolo
 (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1993).

Todas estas cosas
había una vez

cuando yo soñaba

un mundo al revés.


José Agustín Goytisolo.
Érase una vez





Este libro para niños
—ilustrado por Kestutis Kasparavicius —
retoma esa tradición medieval
Existe una leyenda medieval que grafica la utopía de un mundo al revés, de libertad, igualdad y abundancia: el “País de Jauja” o “Cucaña”.
Aquel país ha inspirado a escritores y artistas de todos los tiempos.

Incluso en Las aventuras de Pinocho, de Carlo Collodi, hay una escena que alude a este maravilloso País de Jauja medieval: El País de los Juguetes.

“Este país no se parecía a ningún otro país del mundo. Su población estaba toda compuesta por niños. Los más viejos tenían catorce años, los más jóvenes apenas ocho. ¡En las calles había una alegría, un estrépito y un vocerío como para volverse loco! Bandas de niños por todas partes: unos jugaban a la mancha, otros al tejo, otros a la pelota, unos andaban en bicicleta, otros en caballitos de madera; unos jugaban al gallo ciego, otros a las escondidas; unos, vestidos de payasos, comían estopa encendida; otros actuaban; unos cantaban, otros daban saltos mortales; unos se divertían caminando con las manos en el suelo y las piernas por el aire, otros jugaban con el aro; unos se paseaban vestidos de generales con gorros de papel y sables de cartón, uno reía, el otro gritaba, uno llamaba, el otro aplaudía, uno silbaba, el otro imitaba a una gallina cuando pone los huevos… En resumidas cuentas, era tal el pandemónium, tal el griterío, tal el bullicio endiablado que había que meterse algodón en los oídos para no quedar sordos.”



Ema Wolf, en su Libro de los prodigios, nos describe "La ciudad de los bufones". Aquí va un fragmento del cuento:

“Los bufones de Troyes gastan no menos de doscientos pares de zapatos al año y son capaces de enhebrar hasta ciento trece tonterías por hora. Si bien son muchas, siempre serán menos que las que dice el primer ministro, con el agravante de que el primer ministro no es nada gracioso. Por este motivo no es raro que el rey intercambie el lugar de los dos: ponga al bufón en el puesto del ministro y al ministro en el del bufón. También se ha dado el caso de que el bufón diga menos tonterías que el rey. Entonces es el primer ministro quien pone al bufón en el sillón del rey y al rey en los zapatos del bufón. Casi nadie nota el cambio, ni siquiera la reina, y a veces algunas cosas mejoran en el país.”


La inversión es una lógica de la permutación constante: del derecho y del revés. Un mundo invertido (al revés) que se constituye en parodia (o norma oficial) de la vida “normal”. Este carácter ambivalente es un modo de comprender la realidad, un modo deliberadamente crítico.


"La escuela del mundo al revés es la más democrática de las instituciones educativas. No exige examen de admisión, no cobra matrícula y gratuitamente dicta sus cursos, a todos y en todas partes (...) En la escuela del mundo al revés, el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos (...) El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian la naturaleza: la injusticia, dicen, es la ley natural. (...)
Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana".

Patas arriba. La escuela del mundo al revés. Eduardo Galeano

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Si te gusta leer, pasá por este blog:
clubdelectura-bibliotecaalmafuerte.blogspot.com